Aunque no son muy habituales en nuestras mesas, todo buen restaurante que se precie tiene en su carta algún plato elaborado con carne de caza. De hecho, algunas de estas carnes son consideradas un verdadero delicatessen, y son muy apreciadas por los grandes gourmets. Pero, ¿realmente es tanta la diferencia con las carnes de abasto? Desvelamos las ventajas de estas grandes desconocidas.

“Cuando cabalga el galgo, buena es la caza”

Distinguimos la caza en pluma y pelo, y esta última en caza mayor y menor (solo liebre y conejo). La caza de pluma se comercializa en crudo o en platos ya elaborados. La caza mayor, además, la podemos encontrar también en embutidos.

¿Por qué comer carne de caza?

La carne, y por tanto, los embutidos de caza, tienen grandes ventajas para nuestro organismo, así como para el medio ambiente. Por citar algunas:

  • Muy poco calóricas. Al haberse criado en total libertad, tienen mucha menos grasa que la carne de criadero. No pasan del 2% de grasa, así que es muy recomendable para dietas hipocalóricas.
  • Más proteínas que las carnes de abasto, concretamente entre un 20% y un 25%. Estas proteínas, además, son de alto nivel biológico, ya que contienen los 9 aminoácidos esenciales. Esto hace que las carnes silvestres sean ideales para deportistas o aquellas dietas altas en proteínas.
  • No contienen elementos químicos como fármacos ni hormonas, al contrario que los animales de criadero, por lo que son productos mucho más naturales que las carnes de explotaciones ganaderas. Esto las hace muy adecuadas para introducir en niños a partir de 6 años, durante el período de crecimiento.
  • Grandes cantidades de vitaminas B2 (aporta energía), B3 (disminuye el cansancio y la fatiga) y B12 (mejora y refuerza los sistemas circulatorio e inmunitario), además de ser rica en hierro, fósforo, selenio, magnesio y zinc.
  • Sabor más intenso. Puede no parecer un gran beneficio, pero su sabor evitará tener que añadirle aderezos al cocinar, por lo que los platos serán más naturales que con las carnes de abasto, que suelen ser algo más insípidas y necesitan de ayudas externas para conseguir un gran sabor.
  • Producto ecológico. Los animales se crían en completa libertad, lejos de la contaminación y del estrés de las granjas, creciendo en su hábitat natural.
  • Se mantienen gran cantidad de espacios medioambientales gracias a la caza, que tiene un impacto ínfimo en el medio ambiente y permite que los espacios naturales se conserven en buen estado.
  • Fomenta el trabajo rural. Los espacios donde crecen los animales deben estar cuidados y protegidos. Eso no sería posible si nadie se encargase de mantener en buenas condiciones los accesos, las zonas de agua, prevención de incendios…

Consejos para comer carne de caza

Si no tienes por costumbre comer carne de caza, te recomendamos empezar por los embutidos, ya que aunque el sabor es diferente, suele ser bastante parecido al del embutido al que estamos más acostumbrados. Cuando le cojas el gusto, te animamos a probar las delicias elaboradas de las que disponemos, y finalmente, prueba a hacer tus propias recetas, la carne de caza no te defraudará. 

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Siempre hay que obtener las carnes y embutidos de caza de un productor de confianza, ya que se deben pasar unos controles veterinarios exhaustivos antes de ser comercializada. De otra manera podría resultar peligroso para los consumidores, especialmente para embarazadas.

En definitiva, los productos de carne de caza con un excelente bocado para paladares exigentes, aunque no los debemos consumir en grandes cantidades (máximo 150gr. a la semana).

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